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Camille es la estrella Tenyu en Suikoden I, y uno de los primeros personajes reclutables en el juego. Se une al equipo con el fin de mantener un ojo cerca de su deudor, Gremio.

Perfil[]

Apariencia[]

Tiene el cabello corto estilo tomboy de un rojo bastante intenso; con una protección atada en su frente de color azul. Sus ojos son verdes.

Lleva puesta una malla negra o azul (es negra en las ilustraciones, sin embargo se ve azul en el sprite) con bordes rojos que apenas tapan su torso de manera frontal y lateral; y está atada por un pañuelo también rojo a la altura de su cintura. Tiene dos hombreras doradas y guantes fucsias con detalles dorados.

Personalidad[]

Se muestra a sí misma como una persona seria, y sobretodo que se toma su trabajo muy en serio. Su lema dice que perseguirá a sus deudores hasta la tumba.

Aunque se unió al Ejército de Liberación con el fin de estar cerca de Gremio, quien debía dinero, pareciera que eventualmente comenzó a sentir algún apreció hacia él. Aunque eso no implica nunca que olvidase su trabajo.

Historia[]

Lo que se sabe de ella es que se le conocía como una "diabla", que trabajaba como recaudadora de deudas.

Le fue asignada la tarea de recaudar el dinero de las deudas acumuladas por Gremio, sirviente de Tir McDohl, quien no había tenido la oportunidad de pagar tras el exilio de su amo de su mansión en Gregminster.

Camille persiguió a Gremio hasta Kaku, donde Viktor la convenció de acompañar al grupo al Castillo Toran donde quizá podría encontrar un tesoro que pudiera saldar el valor de la deuda. Al final, ella decidió unirse al Ejército de Liberación para asegurarse de que su deudor no muriera antes de pagarle.

A pesar de la muerte de Gremio, Camille continuó ayudando al ejército, trabajando con dedicación, por lo cual, al final de la guerra, sus esfuerzos y su talento con la lanza fueron reconocidos y fue nombrada una de los nuevos Seis Grandes Generales de la República de Toran.

Es incierto si Gremio pagó su deuda después de todo, pero se asume que así fue, puesto que de ser lo contrario, Camille probablemente lo hubiera seguido hasta el fin del mundo.